El objetivo: promover el diálogo entre los pueblos. El modo: someter el cuerpo a temperaturas extremas y atravesar a nado aguas heladas. El tucumano Matías Ola cruzó el estrecho de San Carlos y unió las Islas Malvinas de oeste a este. Lo hizo junto a una nadadora inglesa, Jackie Cobell, y de esa manera dieron un mensaje de paz y de amistad que hoy, Día del Veterano y los Caídos en Malvinas, adquiere un inmenso significado.
Ola es un deportista tucumano que se especializa en travesías en aguas abiertas y con temperaturas bajísimas. Actualmente cruza distintos mares del mundo con una meta: lograr que en Tucumán se construya un centro deportivo de alto rendimiento.
“Las repercusiones fueron positivas. Se cumplieron todas las expectativas. Quisimos dar un mensaje de paz y de unidad. También transmitir un sentimiento de amistad entre nuestros países”, detalló Ola (la travesía se realizó el viernes 20 de marzo).
En total, el tucumano y la inglesa nadaron seis kilómetros en 2:37 horas. Las condiciones no fueron las mejores: tuvieron que enfrentar olas de hasta dos metros y temperaturas que no superaban los 7 grados. El estrecho de San Carlos tiene una carga simbólica enorme, porque allí se enfrentaron fuerzas argentinas e inglesas en la guerra de 1982, conflicto de cuyo inicio hoy se cumplen 33 años.
Ola, de 30 años, y Cobell se conocieron nadando en Siberia. Ella tiene 60 y se hizo famosa tras haber nadado en el Canal de la Mancha 29 horas seguidas.
Testimonios de la guerra
“Malvinas es un lugar muy lindo. Cuando conocés las islas no podés imaginar que haya habido una guerra en un sitio tan bonito. Por eso, es inevitable entristecerse, porque todo te recuerda el conflicto: cuando íbamos a entrenar encontrábamos trincheras y cosas de la guerra en las playas. En los campos de las islas veíamos a muchos africanos de Zimbabue que trabajaban buscando minas (explosivos que se entierran y que detonan al ser pisados)”, recordó Ola.
Antes de emprender esta travesía, el tucumano y Cobell se habían propuesto mantenerse al margen de cualquier postura política. Lo que ellos querían era promover el acercamiento entre los dos pueblos. Y, si bien al principio percibieron cierta resistencia entre los habitantes de las islas, confían en que su mensaje ha sido claro.
“Nunca me había sentido así en ninguna lugar del mundo en el que nadé. Nunca me sentí tan limitado en mis acciones con la intención de no ofender a nadie. No saqué la bandera en ningún momento por temor a ofender a alguien. Por esa razón, tampoco hice proclamas. Todos entendimos, como equipo, que no era lo mejor”, puntualizó.
De todos modos, es optimista con respecto al impacto que causó la travesía. “Esperemos que con este tipo de acciones positivas pueda lograrse más acercamiento entre los argentinos y la sociedad de los kelpers. Tampoco creo que por acciones como la nuestra digan ‘nos sentamos el lunes a hablar’. Pero sí creo que van generar un impacto en el mundo”, analizó Ola.